La idea de una web personal lleva rondándome la cabeza desde hace tiempo. Tener un centro de operaciones donde contar lo que hago y lo que soy se me antoja importante.
No es la primera vez que administro un blog, pues el pasado he trabajado en mi tumblr y en Informática En Red que, aunque era un blog sobre tecnología, siempre lo he visto como algo personal. Sin embargo siempre he echado de menos tener más control sobre su forma y estructura. Ambas plataformas son muy buenas para blogging, pero no como web personal donde mostrar algo más que posts.
Crear una web a pelo utilizando html es duro y dificil de mantener. Nunca habría pensado que existieran sistemas como jekyll que permiten hacerlo mucho más sencillo mientra mantienes el control de todo el código. Utilizar este programa, inventado por la gente de github, es una experiencia interesante pues se ajusta muy bien al modelo git: código legible por humanos, que permite almacenar su histórico.
Aunque se tarda más en instalar una web usando jekyll, ya que tienes que buscarte la vida para mostrar la información (y hacerlo bien), sus características son bastante útiles y fáciles de usar. Puedo, por ejemplo, escribir un programa en python y mostrarlo con resaltado de sintaxis, sin necesidad de buscar ninguna biblioteca javascript o meterme en código php: sólo html o markdown (y en el backend, la magia de ruby).
def function(something):
for i in range(something):
print i**2
Sin embargo, una web bonita pero vacía no es nada, y ahí es donde está el verdadero reto, llenarla de contenido con una misión: Si no está en internet, ¡no existe!